martes, junio 05, 2007

LA EQUIVOCACIÓN DE EINSTEIN

Poco después del holocausto de Hiroshima y Nagasaki, Albert Einstein, creador de la fórmula: E=MC2 , a partir de la cual los aliados pudieron construir la primera bomba atómica que dio fin a la Segunda Guerra Mundial. Este escribió una carta a las autoridades de la época, pidiéndoles que detuvieran su lucha armamentista porque de seguir así, acabarían con toda la vida en el planeta. Posición que el genio mantuvo hasta el fin de sus días.

Como toda buena intención humana, estas sabias palabras cayeron en el vacío y aun hoy en día en la sociedad post Guerra Fría, asistimos a réplicas de esta amenaza.

Ahora en los inicios del nuevo siglo, los vaticinios del brillante científico, han sido opacados por una amenaza aún mayor que ya no depende de los militares ni de los gobiernos, ni siquiera de los villanos de turno, los terroristas. El llamado “Calentamiento Global”, fenómeno irreversible y potencialmente, según los expertos, de desencadenar el más grande holocausto que pueda imaginar el ser humano.

Lo paradójico de esta realidad ya incuestionable, es que, a diferencia de antes ya no tenemos a quien echarle la culpa. Ahora nosotros somos “los malos”. El abuso de la deforestación de la selva y el bosque nativo, el uso indiscriminado de los hidocarburos, potenciado por la utilización de vehículos que sirven para llenar nuestro ego y no nuestra necesidad de transporte, el aire acondicionado, y la falta de regulación de una arquitectura acorde con el medio ambiente, en los países en vías de desarrollo como el nuestro, son algunas de las múltiples razones que nos tienen al borde del abismo.

Esta amenaza develada a gritos por diversas autoridades en la materia y por movimientos ambientalistas desde hace más de dos décadas, no fue asumida globalmente, hasta que la película “Una Verdad Incómoda”, protagonizada por un conocido político, Al Gore, que paradójicamente se hizo famosa no gracias al talento de su realizador, Davis Guggenheim, quien ganó los premios de Sundance Festival y el “Oscar” de la academia en Hollywood, sino por el omnipotente poder de los medios que logró convocar la figura de Gore.

La pregunta es ¿Al Gore remeció las conciencias de las personas? o más bien, hizo que muchos se “subieran al carro de victoria” y de incrédulos se transformaran por generación espontánea en “neo ecologistas”.

Pronto tendremos en Chile la oportunidad de constatar en forma palpable el poder de los medios, cuando personas que nunca han evaluado la importancia de una conciencia ecológica, aparezcan durante el avant premiére de la cinta, en las páginas sociales opinando sobre lo urgente de tomar medidas (las que seguro piensan que no dependen de ellos). Algo parecido a lo que sucedió cuando Stephen Hawking repletó el auditorio del Centro Cultural Estación Mapocho y cientos de pseudo entusiastas de la Astrofísica que fueron en realidad, a “mostrarse” ante la prensa que cubrió masivamente el acto, tal vez muchos de ellos con la morbosidad que despertaba el observar en vivo, la terrible enfermedad que aqueja al notable científico.

Sin pretender ser considerado una autoridad en la materia pero habiendo sufrido en carne propia, las burlas y la indiferencia por mi posición ambientalista. Me cabe la certeza que en realidad Einstein se equivocó, y por lo tanto puede descansar en paz.

No será el legado de su fórmula lo que destruirá nuestro bello planeta, es una bomba mucho más nefasta que todas las del arsenal nuclear juntas y que ya se está ensamblando con la indolencia, la ambición y lo más triste aún, por el notable aporte de la “Estupidez Humana”.

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