viernes, febrero 23, 2007

El Lobo y el perro ovejero … o, el difícil arte de ser hombre en una sociedad Post-Machista

Qué habría hecho “Rick” el personaje del Bogart de “Casablanca” si su mujer le dijera que hoy le toca a él preparar la comida de los niños, porque ella cena fuera con los compañeros de trabajo. (J. Bustamante Bellmun).

Es un hecho, el hombre está en crisis, es más, la masculinidad misma está en crisis, desde todos los ámbitos se escucha este pregón. Innumerables publicaciones surgen para explicar el fenómeno, que va desde una reivindicación del miembro viril, festinado por el bendito “Viagra”, hasta sesudas hipótesis que intentan intelectualizar una crisis que ya se nos ha ido de las manos.

¿Qué ha pasado realmente, que el otrora “sexo fuerte” se ha sumido en una lamentación digna de las “lloronas”, que en la España del siglo XIX eran contratadas para acompañar a los cortejos fúnebres, con el fin de agregarle “más color” a la pena?.

El tema es complejo, sus raíces son extensas y resulta difícil el determinar su origen, pero existen algunos hitos que hilándolos podemos inferir el cómo, han ayudado a la mujer paulatinamente a reposicionar su género, mientras el hombre se sentaba a contemplar pasivamente mientras sus fronteras se diluían.

En la década de los sesenta se presenta el primero de ellos: la “píldora”, liberando a la mujer de una sexualidad pasiva. En los setenta irrumpe el movimiento feminista, e iracundas “amazonas” rasgan sostenes, calzones y ligueros, quemándolos en piras que habrían sido la envidia de la Inquisición.

El resto del cuento es conocido, un ascenso sostenido de las féminas hacia puestos de trabajo, cargos empresariales y políticos y una “feminización” del hombre que ahora coopera en el hogar, le lava el poto a las guaguas, va al supermercado, plancha la ropa, cocina, se emociona y llora pregonando que ha descubierto su “lado femenino”.

Cabe entonces preguntarse:
¿Ahora las mujeres son más felices que antes? …uhm.. ¡no!, ah, pero… entonces ellas, al ir invadiendo las fronteras del odiado y vilipendiado “machismo” han resarcido a su contrincante:

1. Cediéndoles la tuición de los hijos, o asumiendo su propio sustento en caso de separación, …eeee, ¡tampoco!

2. Bueno pero por lo menos, ¿han conminado a sus parejas a tomarse el año sabático, que ellas inexorablemente demandan, cuando el stress de tener que lidiar con nanas, jardineros, los niños, ir al gimnasio, a las clases de raiki y lo peor: la despiadada realidad de tener incluso, que levantarse todos los días para ir a trabajar las sobrepasó? … ¡no conozco ningún caso..!

Sin duda el tema da para más pero no quiero redundar más en él, dejando postergado el contarles una fábula y hacerles una proposición.


LA FÁBULA

Érase una vez un lobo, que vivía feliz en su condición de macho dominante, tenía todo un bosque para él, donde serpenteaban en perfecta armonía, ríos generosos y vertientes magníficas, que servían de marco escénico a graciosas ninfas y doncellas que peinaban sus frondosas cabelleras bajo la vegetación sempiterna, que ocultaba sus lechosas redondeces refulgentes bajo un sol ardiente y encandilante. Nuestro lobo macho consumado, se deleitaba en perseguir a estas núbiles doncellas; las acechaba con el hábil manejo de su imagen y sus atractivos comentarios sobre temas diversos. Las ninfas emocionadas, por el susto magnético que sentían hacia el depredador, corrían riendo coquetamente del lobo “que se las quería comer”.

Hasta que un buen día apareció una doncella “especial”, rubia como el sol y blanca como la luna y el lobo cayo extasiado ante esta metáfora viviente de la “Venus de Boticcelli”. Algo cambió en su corazón de lobo, porque ya no encontraba sentido en perseguir a todas las ninfas del bosque, “solo se quería comer a esta”.

Ocupando todas sus suertes de buen seductor se avocó a la tarea de conquistarla … y lo consiguió, la ninfa se quedó a su lado y pasaron los días, los meses, los años y al final tuvieron una camada de tres cachorros. En ese instante, el lobo se dio cuenta que la cosa se ponía seria y decidió dejar las correrías y buscarse una pega más digna de su nueva condición de padre. Y la encontró, abandonando su condición de lobo se fue a “la competencia” …se transformó en un perro ovejero.

La otrora núbil doncella encontró que había sido afortunada al elegir un lobo tan responsable y le ayudó incluso a perfeccionar su nueva profesión. Por ejemplo le enseñó a “dar la plata” y a recoger un palo que ella le lanzaba lejos. Lanzaba el palo y el perro ovejero volvía con un anillo Cartier, lo lanzaba de nuevo y volvía con una 4X4, la lanzó más lejos y volvió con una casa. Siguió lanzando el palito para una piscina, un quincho, una ampliación de la casa donde su camada estuviera más a gusto, etc.

Hasta que nuestra ninfa empezó a notar que su perro ovejero ya no era el de antes, llegaba demasiado cansado del trabajo, y además ya no era aquel tan entretenido, como cuando era lobo y sólo se la quería comer.

Se dio cuenta que vivir en una casa era como vivir en “un gueto” y empezó a añorar el bosque. Un buen día fue a echar un vistazo a sus antiguos lares y cual no sería su sorpresa, se encontró con otro lobo un poco más joven y de dudoso pasado, pero algo gatilló, este lobo algo “chanta”, que ella notó con sorpresa que la emocionaba, le causaba aquel miedo que la provocaba. Hablaba del arte o algo parecido, y lo más importante, … ¡se la quería comer!.

Cuento corto: agarró a su camada y sin decir agua va, o tratar de asegurar el futuro de su camada, se fue tras el nuevo lobo.

Cuando el perro ovejero volvió cansado del “laburo” no la encontró, desesperado la buscó por donde ya no estaba, preguntó a quienes no sabían o no querían saber, vagó noches enteras aullando a las estrellas mirando la noche inmensa, más inmensa sin ella…(esto lo tomé prestado de un colega escritor), hasta que cayó en la siempre triste verdad, la que no tiene remedio (y esto de un cantautor catalán).

Pasó el tiempo, y los que lo conocieron, o sin conocerlo siquiera, cuentan que el pobre “peló cables”, e incluso los hay aquellos que aventuran, que en su desdicha, solo encontró consuelo en contar (o contarles algo…) a las ovejas para poder conciliar el sueño*.

Moraleja: ¿Qué es un pesimista?… ¡Un optimista reformado! (o domesticado).

* Cualquier semejanza con la realidad, es absolutamente intencional.


LA PROPOSICIÓN

Atención creativos
: En una sociedad femineizada, una campaña “machista” es un “recreo para los otrora lobos” ¡y tiene asegurado su éxito! …o “Machistas del mundo uníos” (esto no me acuerdo de donde lo saqué, pero estoy seguro que se lo escuché a alguien).


Para más información sobre el tema: www.lacoctelera.com/dcandido/post/2005/08/19/otro-mas
www.redsistemica.com.ar/sluzki.htm
www.hombresigualdad.com/cara_cara.htm


Hugo del Castillo Blanco
Publicista, Master en Comunicación
y “Lobo re-asumido”

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