miércoles, octubre 05, 2011

DELINCUENCIA: UN FENÓMENO CREADO

Durante los años 80´as, se realizó un plan para erradicar la extrema pobreza de la ciudad. Esta iniciativa que a primera vista suena altruista, en realidad se hizo con un criterio exclusivamente logístico-estético.

Se erradicaron las poblaciones callampas de los barrios del sector oriente, del cerro blanco y a los areneros del Mapocho y se les instaló en el cordón periférico poniente; creando comunas guetos, sin ningún estudio sociológico de las fuentes de trabajo ni de mapas de desplazamientos.

Ahora a 30 años de esa fatal decisión, la olla a presión estalló, y estamos en frente de una radicalización de la delincuencia sin atisbos de solución. Comunas dormitorio con un índice de desempleo que bordea el 80%; con recintos habitacionales colectivos diminutos, con los más altos índices de embarazo juvenil, donde el hacinamiento y la falta de oportunidades son el alimento de la rabia contenida.

Las escasas personas que trabajan en comunas más prósperas deben atravesar distancia inimaginables para acceder a sus empleos, por coincidencia mal remunerados. Con colegios que trabajan en míseras condiciones y donde los niños estudian sin un objetivo futuro.

Y, entonces nos asustamos del “imbunche” que hemos creado. Cuando la gente no posee medios para desplazarse y recurre a colarse en la movilización colectiva, nos indignamos de “la frescura”… y el gobierno de turno inicia campañas para demonizar tales actos, reñidos con “la ética social…“

Alguien se ha preguntado…¿qué pasa por la cabeza de un delincuente juvenil que asalta una casa del barrio alto de 300 m2, en consecuencia que él vive en una de 40 m2 compartiendo el espacio con 8 o más personas?

El fenómeno nada tiene que ver ni, con la “puerta giratoria de la justicia”, ni con la maldad de los desposeídos. La delincuencia actual “fue creada”, por los mismos que hoy rasgan vestiduras y piden mano dura. Estamos inmersos en una sociedad que alaba el éxito, el tener, antes que el ser y el individualismo exacerbado.

No es raro que los jóvenes, que al revés de sus padres, no han trabajado nunca y se criaron en las calles a falta de espacios sociales apropiados, opten por la única vía para sentirse integrados a nuestra sociedad de consumo, la delincuencia, las dogas y el alcohol.

Vivimos en una sociedad enferma, con tumores de desesperanza que crecen alimentados por la exclusión, la falta de políticas que afronten responsablemente el problema, la inercia de la comodidad que ostentan los que viven una existencia digna, convencidos que la subvención y la represión son las herramientas lógicas para afrontar algo que ya se nos fue de las manos.

La delincuencia crece exponencialmente y radicaliza sus prácticas mientras la sociedad duerme esperando que la policía haga el trabajo sucio.

“Disculpe el señor,
se nos llenó de pobres el recibidor
y no paran de llegar,
desde la retaguardia, por tierra y por mar.

¿Quiere usted que llame a un guardia y que revise
si tienen en regla sus papeles de pobre...?
¿O mejor les digo como el señor dice:
"Bien me quieres, bien te quiero,
no me toques el dinero...?"

Joan Manuel Serrat

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